Si bien hubo en estos días una verdadera invasión de argentinos en las calles de Dunedin, en el partido ante Inglaterra se multiplicaron de manera tal que fueron claramente superiores en número al público británico. Es que los neocelandeses no escondieron su favoritismo por Los Pumas. Fueron al estadio (repleto y con capacidad para 26 mil personas), vistiendo la celesta y blanca, se pusieron pelucas con los colores de nuestra selección, alentaron permanentemente y silbaron a Wilkinson en las patadas a los palos.